Me cuesta hablar de mí, ¡pero qué más da...!

Tengo 18 años y estudio Prevención de Riesgos en la UTEM de 18. Toda mi vida ha girado en torno a la iglesia, mis papás son pastores, mi hermano es el más jóven asistente de coro en la historia de la congregación. Desde que tengo memoria he estado rodeada de bancas y biblias...

Soundtrack Capítulo 9 "Mutua Bendición"

viernes, 23 de enero de 2009

Capítulo 8: "Vuelta Vergonzosa"


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Hoy me senté junto a Moisés en el bus para volver a Santiago. Comprendo que no es su obligación el prestarme atención y también que prácticamente fuimos al campamento a trabajar, pero de todas formas yo quería que él me hablara, que me tomara la mano no durmiendo, sino conciente. Que me dijera te quiero...

Entiendo que su deseo de descansar era muy grande, pero me hubiera gustado que hubiera resistido más el sueño, que no se rindiera hasta más tarde, por último que un cuarto del camino, antes de cerrar los ojos, me diera un beso, en la mejilla que fuera. Pero no. No pasó. Gracias a Dios no roncó.

Al llegar a Santiago, al bajarnos del bus, me dijo que nos veríamos mañana, que tenía mucho sueño para irme a dejar a la casa, además que no quería que el Salo se sintiera incómodo. Justo cuando me dio un beso en la boca, vi a sus espaldas a mis papás que nos fueron a buscar al terminal. Mi hermano quizás como una forma de ayudarme (o de evitar estar frente a nosotros demostrándonos afecto) avanzó hacia ellos con los brazos extendidos, rodeando sus cuellos al mismo tiempo.

Luego ellos me vieron. Me dio mucha vergüenza, me puse roja, verde, amarilla...¡de todos colores!: Me sentí muy acalorada. Moisés también se sintió incómodo. Decidí acercarme primero a ellos. Su "hola" estaba cargado de cierta incomodidad, aunque luego el abrazo que me di con cada uno no tenía más que afecto y cariño.

Luego Moisés tímidamente saludó. Luego se despidió de mi con un beso en la cara y a lo lejos me hizo con la mano derecha un gesto de "te llamo", mientras sostenía su mochila al hombro y su bolso con la otra mano.

Camino a la casa, esperando en el paradero, arriba de la micro, y de bajada, Salomón habló del taller de mayordomía. Lo pintó como la cosa más maravillosa y dijo que le había gustado mucho. Me dijo sí, que me había puesto muy nerviosa. Que tratara de relajarme más porque lo estaba haciendo bien.

Mis papás no hablaron mucho, trataron de poner atención a lo que el Salo les decía, pero en mis adentros, sabía que estaban un poco preocupados por mi...

2 comentarios:

  1. oooOOO
    la vieron dándose un beso en la boca...

    Parece que tendremos que invitarla a la ACYM Provi para hablarle unas cosas...


    jajajajajjaaj

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  2. jajajajaj...
    tu sabias que lo leeria:)
    pero no sabias que con mi hermana...jajajaja

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